El cliente es la piedra fundacional y fundamental del mercado, sin el no existe un equilibrio natural en la balanza comercial, es el quien da y quita todo para que exista una dinámica en los negocios. Dicho de otra forma, en el fondo, es más la dependencia del proveedor hacia el cliente que viceversa. El cliente vive el mercado a diario, incluso, gracias a él las grandes corporaciones se enteran de las necesidades y crean nuevas tendencias o innovan en productos y servicios; de allí que la relación proveedor-cliente deba tener un claro vínculo de salud en el trato comercial.
Una técnica de negociación establece que el cliente puede pedir, porque eso mejora las condiciones de compra y el trato con el proveedor. No sólo por el hecho de solicitar un "consentimiento" o una atención caprichosa, más bien porque eso genera atención y capacidad de negociación en la relación. Muchas veces se obtiene lo que se quiere con tan sólo tener y conocer la forma con la cual solicitarlo.
Sin embargo, no es solo pedir para presionar un trato o una mejora, es pedir sabiendo que se necesita algo en específico, que hay una necesidad o un nicho que llenar. El cliente debe pedir porque necesita, de otra forma se fractura la relación y no se obtendrán los mismos dividendos en el futuro. Es más fácil pedir algunos ingredientes para un plato, que pedir la ida al restaurant completa. La capacidad de negociación entre clientes y proveedores está abierta a solicitudes de cualquier tipo, siempre y cuando tengan cierta secuencia lógica y esté en las competencias y capacidades de complacencia del otro.
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